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EE.UU. se une al Acuerdo de París para mejorar la seguridad en el ciberespacio
Estados Unidos formará parte de un acuerdo internacional sobre ciberseguridad que la administración de Trump se negó a firmar, según anunció la vicepresidenta del país Kamala Harris en la capital francesa. Se trata del Acuerdo de París para la confianza y la seguridad en el ciberespacio establecido en 2018 para crear normas y leyes internacionales para la ciberseguridad y la ciberguerra.
El acuerdo fue firmado por 80 países, junto con cientos de empresas de tecnología (incluidas Microsoft y Google), organizaciones sin ánimo de lucro y universidades. El apoyo ahora de Estados Unidos refleja la «prioridad de la administración Biden de renovar y fortalecer el compromiso de Estados Unidos con la comunidad internacional sobre cuestiones cibernéticas«, según una declaración de la Casa Blanca.
Ciertamente, la lucha contra la ciberdelincuencia tiene hoy un carácter planetario y los grandes países no pueden quedar fuera de estos acuerdos globales. Según la Casa Blanca, la firma del acuerdo forma parte de los «esfuerzos de Estados Unidos para mejorar la ciberseguridad para ciudadanos y empresas«.
Esto incluye «unir a los países del G7 para que responsabilicen a las naciones que albergan a los ciberdelincuentes, el apoyo a la actualización de la política cibernética de la OTAN por primera vez en siete años y el reciente compromiso contra el ransomware con más de 30 países de todo el mundo para acelerar la cooperación internacional«.
La administración de Biden anunció el mes pasado la creación de una oficina de ciberespacio y política digital para supervisar las tecnologías críticas y emergentes. Está pendiente de la aprobación del Congreso y es la respuesta a varios ataques importantes de piratería informática y otros delitos en línea que han afectado a los EE. UU. en los últimos meses.
En particular, los ataques de ransomware (la mayor amenaza a la seguridad mundial) a infraestructura estadounidense crítica como el que detuvo las actividades del oleoducto de Colonial Pipeline o el de Kaseya, un ataque de ransomware ‘colosal’ que paralizó las redes de al menos 200 empresas estadounidenses y otras (potencialmente 1.000 afectadas) a nivel internacional.